El Estadio Presidente Perón fue testigo de una noche electrizante cuando Racing Club se impuso por 1-0 a Vélez Sarsfield, cerrando con un 2-0 global la ronda de cuartos de la Copa Libertadores. El escenario estaba cargado de expectativa: Racing buscaba romper una sequía de 28 años sin estar en semifinales, mientras que Vélez quería demostrar que aún puede pelear en la máxima competición continental.
El único gol del segundo tiempo llegó en el minuto 82, cuando Santiago Solari tomó el balón dentro del área y, tras una rápida jugada colectiva, remató con precisión. El estadio explotó en aplausos, y la figura de Solari se convirtió instantáneamente en héroe para la afición que había esperado al menos un minuto de ese nivel de euforia durante años.
Sin embargo, la alegría se vio empañada por una decisión polémica del VAR. En el minuto 68, Vélez creyó haber igualado el marcador tras una jugada que culminó con un cabezazo dentro del área rival. El árbitro asistente señaló la jugada, el VAR revisó y, tras varios segundos de suspenso, se anuló el gol por una supuesta posición adelantada del delantero. Los jugadores de Vélez protestaron, los árbitros se defendieron y los comentaristas debatieron acaloradamente sobre la aplicación de la tecnología en el fútbol sudamericano.
Este logro no es casual. La campaña de Racing en la Libertadores ha sido un modelo de disciplina táctica y profundidad de plantilla. En la ida, Adrián "Maravilla" Martínez abrió el marcador al minuto 27, aprovechando un error defensivo de Vélez y consolidando una ventaja que serviría de cimiento para la vuelta.
El técnico de Racing, consciente de la presión, optó por rotar varios titulares en la segunda mitad, apostando por un esquema de contraataque rápido y una defensa compacta. El seleccionado argentino mantuvo una línea de presión alta, obligando a Vélez a cometer errores y limitando sus oportunidades de crear espacios en el último tercio.
Los aficionados, que llenaron el estadio a su capacidad, vivieron cada jugada como si fuera una final de campeonato. Los cánticos, las banderas y los fogones de humo crearon una atmósfera que recordaba los grandes momentos de la historia del club, como el título de la Copa Libertadores de 1967, que hasta ahora sigue siendo el único trofeo continental del equipo.
El paso a semifinales abre una puerta que muchos creían cerrada para Racing. El próximo rival dependerá del duelo entre Estudiantes de La Plata y Flamengo. Si Estudiantes logra imponer su juego en casa, podríamos estar frente a una semifinal enteramente argentina; si Flamengo se consolida con su ventaja de 2-1, el club porteño tendría que enfrentarse a la potencia brasileña en una nueva prueba de fuego.
En cualquier caso, la dirección del club ya está trabajando en la planificación logística y deportiva. Se han programado entrenamientos específicos de alta intensidad, análisis de video de los posibles oponentes y una revisión de la plantilla para reforzar áreas vulnerables, como la banda derecha, que mostró ciertos momentos de inseguridad en la segunda mitad.
Los jugadores de Racing, por su parte, han mostrado una madurez que supera a la de muchos equipos con mayor presupuesto. El capitán del equipo, Mariano Martínez, declaró después del partido: "Esta victoria es de todos. Cada entreno, cada sacrificio, nos ha llevado a este momento. Vamos a seguir trabajando porque el sueño todavía no se ha cumplido".
En la otra cara del espejo, Vélez Sarsfield se retira con la cabeza alta, aunque con el sabor amargo de una eliminación que se sintió más cercana de lo que los números permitieron. El técnico del conjunto, en rueda de prensa, reconoció la calidad táctica de Racing y critiquó la decisión del VAR, afirmando que "el fútbol necesita justicia, no más confusión".
El futuro inmediato para Vélez será la Copa Sudamericana, donde intentará redimirse y terminar la campaña internacional con una buena actuación. Mientras tanto, la afición de Racing ya planea la próxima visita al estadio, imaginando qué colores deberá portar la escuadra en una posible semifinal contra los gigantes brasileños.
Este episodio de la Copa Libertadores vuelve a subrayar la importancia de la disciplina defensiva y la capacidad de respuesta bajo presión. Racing supo capitalizar los momentos clave, mientras que Vélez quedó a la zaga de una decisión que, para muchos, careció de la claridad esperada de la tecnología.
En una competencia donde la variedad táctica y el factor psicológico son tan decisivos como la habilidad individual, Racing Club ha demostrado que puede enfrentarse a los grandes de Sudamérica. La historia escribió que su último título continental se remonta a 1967, pero la generación actual parece decidida a romper el largo silencio y volver a levantar la Copa en el próximo futuro cercano.
Todo indica que los próximos partidos serán una verdadera prueba de temple. Si Racing logra superar a su posible rival, no solo escribiría una nueva página en su propia historia, sino que también reavivaría el debate sobre la competitividad del fútbol argentino en el escenario continental.
Escrito por Cristobal Pizarro
Soy un periodista y escritor especializado en noticias diarias de Chile. Me apasiona mantener a la gente informada sobre los eventos más recientes y significativos. Mi trabajo me permite conectar con diversas audiencias y ofrecerles una visión crítica y detallada de la actualidad. Además, disfruto de explorar y narrar las historias que afectan a nuestra sociedad diariamente.
Todos los puestos: Cristobal Pizarro