Remontada que pesa en la tabla: Palestino dominó la pelota, O'Higgins se quedó con el partido
Un partido que Universidad de Chile no jugó y aun así sintió en el cuerpo. En La Cisterna, O'Higgins dio un golpe directo a la parte alta de la Primera División al vencer 2-1 a Palestino, en una tarde que recordó la ley más vieja del fútbol: la posesión no gana sola. El equipo local tuvo el balón (61% de posesión), marcó el ritmo durante largos pasajes y pareció tener el partido controlado tras un arranque favorable. Pero la visita fue más fría y contundente.
El duelo, válido por la fecha 23, nació parejo en la tabla y con aroma a final de seis puntos. Palestino llegaba con 39 unidades (11-6-5), O'Higgins con 38 (10-8-4). El libreto se repitió durante la primera mitad: Palestino circulando, juntando gente entre líneas, buscando a sus hombres determinantes; O'Higgins, más directo, cortando juego y esperando el momento para golpear. El 1-0 tempranero de los locales reforzó esa sensación de control… hasta que cambió el aire en el complemento.
La segunda parte fue otra cosa. O'Higgins ajustó metros, ganó duelos en mitad de cancha y convirtió las pocas que tuvo. Tres remates al arco le bastaron para firmar dos goles y darle la vuelta al marcador, una eficacia que contrastó con los dos tiros a puerta del dueño de casa pese a su dominio territorial. El libreto visitante, más pragmático y menos vistoso, terminó imponiéndose por pura gestión de momentos.
En disciplina, el partido se jugó con la tensión justa: dos amarillas para Palestino, una para O'Higgins, sin expulsados. Hubo pocas infracciones (3 de los locales y 7 de la visita), señal de un encuentro más táctico que friccionado. La postal final —el equipo rancagüino defendiendo con orden los últimos minutos y Palestino empujando sin claridad— condensó el sentimiento general: los celestes administraron mejor el nervio del cierre.
Los nombres propios también pesan cuando la temporada entra en su tramo decisivo. En Palestino, el volante J. Abrigo venía sosteniendo números de influencia (22 partidos, 7 goles) y J. Marabel aportaba gol y movilidad (6 tantos en 21 apariciones). Esta vez, la balanza se inclinó del otro lado: en O'Higgins, B. Carrasco —4 goles en 21 encuentros— volvió a dejar la sensación de ser ese delantero que, con poco, puede cambiar un resultado si el equipo lo acompaña en la segunda jugada y el contraataque.
La foto grande: impacto en la pelea por el título y la presión sobre Universidad de Chile
Con el 2-1, O'Higgins salta por encima de Palestino y comprime aún más la zona alta. No es un detalle menor: en una liga donde cada punto define accesos a Libertadores y Sudamericana, meterse uno o dos puestos arriba a estas alturas reordena prioridades y altera planes de todos los que pelean arriba. Para Universidad de Chile, el mensaje es claro: hay menos margen para fallar. Un tropiezo propio, combinado con victorias de rivales directos, puede mover el tablero en cuestión de días.
El resultado, además, estira la superioridad histórica de O'Higgins ante Palestino, una rivalidad pareja que ya tenía al cuadro de Rancagua con una leve ventaja en victorias antes de este cruce. No es un dato menor de cara al cierre: cuando el historial pesa y la confianza crece, los detalles empiezan a jugar a favor. La visita se llevó puntos en un estadio complejo y, de paso, validó su buen momento con un triunfo a domicilio que vale para la tabla y para la cabeza.
Para Palestino, la lectura es doble. El plan de control y circulación funcionó a medias: mandó en la posesión, pero le faltó filo en el último tercio. Con tan solo dos tiros a puerta, es difícil sostener una ventaja. El camino de aquí en adelante pasa por aumentar volumen y calidad de llegadas, sin perder el equilibrio que le permitió estar en la zona alta. El calendario aprieta y cada desajuste se paga caro.
En la otra vereda, O'Higgins saca pecho por su madurez competitiva. Ganar un “seis puntos” fuera de casa es más que un resultado: es una declaración de intenciones. El equipo mostró solidez para aguantar el tramo final, no se desordenó tras el 1-1 y leyó bien el pulso del partido para encontrar el golpe definitivo. Cuando una escuadra es capaz de convertir tres remates al arco en dos goles y cerrar su área en los minutos calientes, suele estar lista para pelear arriba.
La U mira de reojo porque el triunfo de O'Higgins le complica el panorama por partida doble: reduce el colchón en la parte alta y aumenta la cantidad de rivales metidos en la discusión por el título y las plazas internacionales. En torneos largos, la presión no solo viene de los que te persiguen, sino también de los que se te cruzan en el camino con rachas positivas. Y O'Higgins, hoy, es de los que corren con viento a favor.
Claves que explican el 2-1: eficiencia frente al arco, lectura del segundo tiempo, y una defensa que ganó los cruces determinantes cuando el reloj se hizo corto. Palestino, en cambio, deberá transformar dominio en daño y recuperar esa chispa que le dio victorias importantes este año. El margen se achica para todos. Y ahí es donde los detalles —una segunda pelota, un ajuste táctico a tiempo, una pelota parada bien ejecutada— escriben la clasificación final.
Escrito por Cristobal Pizarro
Soy un periodista y escritor especializado en noticias diarias de Chile. Me apasiona mantener a la gente informada sobre los eventos más recientes y significativos. Mi trabajo me permite conectar con diversas audiencias y ofrecerles una visión crítica y detallada de la actualidad. Además, disfruto de explorar y narrar las historias que afectan a nuestra sociedad diariamente.
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