Casi todos los asientos ocupados y las expectativas por las nubes. Así partió la primera sesión oficial del Consejo Universitario de la Universidad de Valparaíso este 29 de julio de 2025 en el edificio de la Facultad de Derecho. Faltaron solo dos personas, todas las demás asistieron: entre ellos, representantes de todos los estamentos universitarios —funcionarias, académicos y estudiantes—. No es menor reunir esa variedad de voces con voto y autoridad en una misma sala.
Una de las decisiones clave fue validar el reglamento que ya había aprobado el Consejo Académico para elegir a las distintas autoridades dentro de los órganos colegiados. No es solo un trámite burocrático, es como ponerle las reglas claras al partido antes de empezar. Esto significa que las próximas votaciones y designaciones dentro de la universidad tendrán un marco definido y transparente, evitando así los enredos de antaño que muchas instituciones conocen bien.
El Consejo tampoco se quedó corto en cuanto a generación de trabajo: formó comisiones específicas para preparar las próximas elecciones de autoridades unipersonales —como la del propio rector— y, lo más novedoso, otra comisión para poner en marcha un sistema de votación electrónica. Modernizar estos procesos no es solo cuestión de facilidades tecnológicas; trae consigo la promesa de mayor participación y menos susceptibilidades frente a eventuales reclamos o dudas.
A todo esto se suman dos comisiones recién constituidas y orientadas a la carrera académica. ¿Por qué es relevante? Porque los docentes, tanto jóvenes como experimentados, llevan años pidiendo reglas más claras y criterios más modernos en la forma de crecer profesionalmente dentro de la universidad. Que este asunto tenga comisiones dedicadas implica que, por fin, se empezará a trabajar para responder demandas que llevan años en carpeta.
El rector Osvaldo Corrales, al mando de la sesión, fue claro: esto no es un simple cambio administrativo. Lo ve como el Consejo Universitario que la comunidad venía soñando hace años, resultado del esfuerzo de equiparar la representación de los tres grupos clave de la institución. “Es un momento de celebración para la universidad”, afirmó Corrales, destacando que han conseguido constituir un espacio donde cada sector —desde el alumnado hasta los funcionarios— tiene peso real.
En medio del ambiente de satisfacción, no faltan los desafíos: la implementación del nuevo Estatuto Orgánico se va a controlar desde estas comisiones, vigilando que se cumplan los plazos que la misma institución se propuso. Todo apunta a que, después de muchas vueltas y negociaciones internas, la Universidad de Valparaíso está en camino de pasar a una gobernanza más democrática, moderna y transparente.
Escrito por Cristobal Pizarro
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